La carne y el calentamiento global.
La industria de
la carne representa menos del 2% del
producto interior bruto mundial pero
causa el 22% de las emisiones de gas con
efecto invernadero y es muy voraz en
recursos naturales.
Entre el pasto y las superficies necesarias para la alimentación, el 78% de
las tierras agrícolas se destinan a la
alimentación del ganado.
En Europa para alimentar los vacunos, vacas y cerdos la
industria de la carne importa el 80% de las proteínas necesarias principalmente,
soja transgénico procedente de América del sur, lo que ocasiona como lo sabemos
una importante de-forestación.
En China el consumo anual de carne por habitante ha
aumentado un 55% en diez años.
Para alimentar a los pollos de sus fábricas, ellos
también, importan toneladas de soja transgénico de América Latina y desde hace poco compran tierras en África para
poder producir alimentos para su exportación hacia China.
Se necesitan nueve proteínas vegetales para producir una
proteína de vacuno.
Para alimentar una persona se necesita 0,15 hectáreas con un régimen
vegetariano pero 2 hectáreas si se come
carne.
Para su
alimentación en los años sesenta cada humano tenía a su disposición 0,43
hectárea, en la actualidad tenemos 0,25 hectárea, teniendo en cuenta el aumento
de población en 2050 cada persona dispondrá de 0,15 hectárea.
El impacto
medio ambiental de nuestra manera de
comer es cada vez mayor y esta chocando con los límites del planeta.
La fermentación gástrica e intestinal
de los rumiantes y sus excrementos provocan
emisiones abundantes de metano, un gas
con un poder invernadero de hasta veinte veces el del dióxido de carbono.
Tampoco se pueden olvidar las emisiones de óxidos nitrosos producidos por los
fertilizantes nitrogenados usados para obtener pienso, y los combustibles de la
maquinaria de las granjas.
Estamos gastando recursos naturales por encima de nuestras posibilidades.
¿Vale la
pena esquilmar bosques, ríos y mares para alimentar a menos de la mitad de la
población?
La carne y
la Salud.
La
alimentación está ligada las tradiciones culinarias heredadas de un pasado en
el cual no se contemplaban los impactos medioambientales y comer carne se
consideraba como una mejora la dieta y la salud.
Los tiempos
cambian, la industria de la carne emplea masivamente hormonas de crecimiento y antibióticos para engordar el ganado, muchos
estudios en demostrado que estos productos amenazaban la salud de los
consumidores.
La adopción
generalizada de regímenes alimenticios pobres en carne haría que en el Reino
Unido, 31.000 personas dejaran de morir prematuramente por causa de
enfermedades del corazón, otras 9.000, de cáncer y 5.000 más, de derrames
cerebrales, según un reciente análisis de los hábitos alimenticios de los británicos que
ha realizado el doctor Mike Rayner, experto en salud pública (el mundo)
Algunas
enfermedades que desarrollan los animales
se transmiten a los humanos.
La enfermedad de las vacas locas, o encefalopatía espongiforme bovina, es una
enfermedad causada por priones y que se
puede transmitir a los seres humanos a través del consumo de partes de
animales infectados, sobre todo tejidos nerviosos.
Los científicos en investigado que esta
enfermedad estuvo determinada por la alimentación suplementaria del ganado
bovino contaminada con
restos de ganado ovino y caprino (que ya presentaban la enfermedad pero no se
trasmitía a humanos, denominada scrapie). Es una
enfermedad degenerativa del sistema nervioso central de los bovinos, que se caracteriza por
la aparición de síntomas nerviosos en los animales adultos que,
progresivamente, finaliza con la muerte del animal.
Los primeros casos de
animales enfermos se declararon en Inglaterra en 1986. En 1996 se
detectó en el humano una nueva enfermedad, una variante de la enfermedad de
Creutzfeldt-Jabob, que se relacionó con la epidemia de EEB en el ganado vacuno.
La epidemia de gripe A(H1N1) surgida en México en
2009 en el pueblecito de la Gloria,
donde abundan los criaderos de la empresa estadounidense (Smithfield Foods Inc.),
la productora de carne porcina más importante del mundo, cuyas condiciones
higiénicas y de hacinamiento son espantosas,
se repetirá probablemente en el tiempo porque no se han tomado las
medidas necesarias.
Los
expertos de organización no
gubernamental GRAIN alertan que el
aumento en gran escala de zahúrdas industriales ha creado las condiciones
perfectas para el surgimiento y dispersión de nuevas formas de gripe altamente
virulentas. Tales criaderos constituyen bombas de tiempo listas para
desencadenar epidemias mundiales. Ya en 2006, unos investigadores del Instituto
Nacional de Salud de Estados Unidos
habían declarado: “La alta concentración de enormes cantidades de animales
apretujados en muy poco espacio facilita la rápida transmisión y mezcla de los
virus” (1).
En Bretaña la
concentración de granjas de cerdos y el
esparcimiento del purín con altas concentraciones de nitratos han contaminado
las aguas para el consumo humano. En la costa atlántica, en primavera, debido a
las concentraciones de nitratos que llegan al océano: las algas proliferan a
tal punto que se debe limpiar las playas con tractores para evitar la
putrefacción que emite gases peligrosos para la salud.
El maltrato animal.
Los animales se han convertido en proteínas, en cachos,
en manjares pero al origen eran seres vivos y
sensibles.
La mayoría de la gente que come carne no conoce las
condiciones de vida y muerte que imperan en las granjas industriales y en los mataderos, estas
condiciones no podrían existir si los
muros fueran transparentes y si el consumidor pudiera ver lo que pasa realmente
en las granjas y los mataderos.
¿Cómo hemos podido llegar a tolerar esta barbarie que son las granjas
industriales?
En las granjas de pollos, los operarios pasan una parte
del día retirando los cadáveres de los pollos que mueren por enfermedad o por asfixia
debido a las altas dosis de antibióticos
y de hormonas de crecimiento que les administran para engordarlos. La falta de ejercicio provoca que sus patas no puedan soportar su
peso.
En las granjas de cerdos, debido a la falta de sitio,
las madres a menudo aplastan a sus crías que mueren asfixiadas, las madres desarrollan
canceres. La tasa de mortalidad es muy
alta, se estima a 40 millones de víctimas cada año en España.
Que sea para luchar contra el calentamiento global, por
razones de salud o de ética, no faltan las razones para comer menos carne o ser
vegetariano.
¿Qué podemos hacer?
Las nuevas
generaciones de agricultores que se preocupan por producir una alimentación
sana y con menos impacto a nivel planetario vuelven a técnicas ancestrales y
algunos se atreven con la agro forestación: los arboles de plantación protegen
a los campos de los vientos y del sol, favorecen la fertilidad de los
suelos y sus raíces retienen el agua. En
las pasturas, se pone especial cuidado en proteger la regeneración de la
pradera del pisoteo de los rumiantes y en impedir la concentración de heces,
que afectan la calidad de los suelos y el agua. Se realiza una ganadería
granjera, en simbiosis con los cultivos cerealeros y hortícolas. El círculo se cierra. (Agnes
Stienne)
(1 ) Ignacio Ramonet (El mundo diplomático)
Elige veganismo: libertad y justicia...!
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